23 de julio de 2012

Según Tawkon el iPhone 4S emite más radiación que el Galaxy S III

Aunque no existe ningún estudio concluyente que relacione las ondas emitidas por los teléfonos móviles y el cáncer, sí que hay una preocupación creciente sobre los posibles efectos adversos que estas podrían causar sobre los seres humanos.

De hecho, los estudios conducidos por científicos alrededor del mundo sobre estos temas son crecientes debido al enorme interés que suscita la proliferación de aparatos móviles que están emitiendo y recibiendo señales constantemente.


No te guardes el teléfono en el bolsillo del pantalón

En este sentido, como comentaba, ningún laboratorio ha sido capaz de demostrar que haya una diferencia significativa entre los animales no-humanos y humanos sobre los que se ha experimentado en lo que respecta a casos de cáncer. Así mismo, se han conducido otros estudios sobre poblaciones más extensas (en Dinamarca, por ejemplo) para comprobar si las estadísticas actuales en lo que a casos de cáncer se refiere habían aumentado por encima de lo que se considera normal en la población con respecto a épocas anteriores, donde la tecnología móvil no estaba tan extendida o directamente no existía, aunque los resultados de estas pruebas fueron negativas.

Por contra, lo que sí que se ha demostrado mediante estudios en moscas del vinagre (también conocidas como moscas de la fruta) es que existen efectos genotóxicos – afectan negativamente de alguna forma u otra, a nivel celular, al proceso de reproducción -. Para llegar a estas conclusiones se experimentó con varias moscas a las cuáles se les sometió a 6 minutos de pulsos diarios durante una semana con radiación a 900MHz (frecuencia GSM), constatando que la capacidad reproductiva de estos animales había mermado.

Siguiendo con el tema reproductivo, también se han realizado una serie de pruebas con espermatozoides humano, viendo que, con una radiación de 1.8GHz – 1800MHz – (frecuencia que usan muchas operadoras para servirnos el 3G) la absorción de la misma por parte de los gametos humanos era suficientemente elevada com para afectar a su funcionamiento, demostrando mediante una serie de marcadores que esta frecuencia era capaz de reducir la movilidad del esperma, además de incrementar la fragmentación del material genético que contienen los mismos debido a un aumento del estrés oxidativo.


Así que, recapitulando: no hay motivos científicos para no dormir con el móvil debajo de la almohada pero sí que los hay para no guardárselo en el bolsillo del pantalón.

En un intento de minimizar nuestra exposición a este tipo de radiaciones emitidas por nuestros teléfonos móviles para recibir y enviar información, Tawkon ha desarrollado una aplicación para Android (también la había en iOS, pero Apple la eliminó por “falta de interés”) que, mediante la información “escondida” que la antena del teléfono ofrece sobre lo que está emitiendo y con qué intensidad, nos avisa cuando ésta aumenta.

Con esta información los chicos de Tawkon han desarrollado un gráfico comparativo con varios teléfonos dependiendo de la radiación que, según ellos, absorben nuestros cuerpos al usar estos teléfonos (no sé hasta qué punto es algo realmente científico, ya que existen muchas variables que podrían hacer cambiar estos valores: si nuestro móvil tiene una funda o carcasa, de qué material, si lo usamos mucho o poco para llamar, qué ropa llevamos, dónde lo solemos guardar…).

Como se puede apreciar en la infografia, siendo 1.6 vatios por kilo, lo máximo que permite la FCC, tenemos que la BlackBerry Bold 9700 encabeza la lista con 1.37w/kg, seguida de cerca por el iPhone 4S, que – según Tawkon – nos haría absorver 1.11w/kg. Los poseedores del nuevo terminal estrella de Samsung, el Galaxy SIII serían unos afortunados, puesto que el teléfono parece emitir una cantidad mínima de radio-frecuencia, haciendo que nuestros cuerpos solo absorban unos 0.34w/kg.

Fuente: Xatakamovil

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